Hubo un tiempo no muy lejano en el que Internet actuaba como un bastión de la libertad. Aunque ha mantenido este estatus, los gobiernos están haciendo incursiones para controlar lo que se hace en la Red en forma de legislación que algunos perciben como amenazas a la libertad de expresión y de prensa que han dominado el panorama durante tanto tiempo. Parece que hay una gran cantidad de personas en Internet que sienten que debe haber represalias por los comentarios que les ofenden. Lo mejor que pueden hacer en este tipo de situaciones es pedir amablemente al propietario que retire el comentario, una petición que el propietario no tiene por qué cumplir. Una decisión histórica del tribunal europeo podría cambiar todo esto.
El dilema
Un sitio web de noticias de Estonia publicó un artículo en octubre de 2014 sobre la decisión de una empresa de cambiar las rutas de los transbordadores. El artículo suscitó comentarios que insultaban a la empresa, y como respuesta se demandó a la editorial de noticias, Delfi. Delfi presentó un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que consideró que las restricciones a la libertad de expresión a las que se enfrenta la editorial son completamente legítimas. Todos hemos oído hablar de decisiones judiciales extravagantes, pero este veredicto fue emitido por un tribunal europeo principal, sentando un precedente para futuros litigios y posible legislación.
Esto ha hecho que los sitios web en Europa sean responsables de los comentarios que aparecen en ellos, en caso de que estos comentarios ofendan a alguien. Los críticos lo califican de afrenta a la libertad de expresión. El resultado de este veredicto histórico dificultará que los sitios web acepten diálogos que puedan provocar la ira de determinados grupos de interés o empresas.
El apoyo al veredicto procede de personas de las redes sociales, como algunas comunidades de Tumblr. Quienes abogan por estas restricciones dicen que pueden ayudar a aliviar parte del daño que se deriva de los discursos que se consideran racistas, incorrectos o que insultan a algún grupo demográfico en particular.
Puede que ni siquiera sea una cuestión de libertad de expresión
Más que ver esto como una cuestión relativa a la libertad de expresión, me inclino a creer que se trata de una cuestión de responsabilidad personal. Cada persona debe ser responsable de lo que dice en Internet. Al hacer que los sitios web sean responsables de los comentarios, estamos eliminando la carga de la responsabilidad personal de los comentaristas y señalando con el dedo a una entidad que, por lo que sabemos, no comparte la opinión de las personas que han hecho los comentarios.
En lo que respecta a los sitios web, su responsabilidad antes de la sentencia era garantizar que se atendía a sus lectores y que cualquier material publicado por ellos no violaba ninguna ley. El precedente establecido por el veredicto hace que ahora los sitios web sean responsables de lo que diga cualquier persona, y puede animar a los sitios -especialmente a los editores de noticias- a cerrar totalmente sus comentarios para reducir su carga de trabajo administrativo. Esto también podría significar que el statu quo futuro podría girar en torno a la restricción de lo que pueden decir determinados grupos de personas.